Espiritualidad de Santa María de Jesús Sacramentado Venegas (III)
Que es “ser nada” en Santa María de Jesús Sacramentado
¿Hablaré a mi Señor yo que soy como polvo y ceniza? (Gn
18,27). Si me considero superior, Tú estás contra mí, y no puedo contradecir el
verdadero testimonio de mis maldades. Si, en cambio, me humillo y regreso a la
nada y rechazo el propio reconocimiento y, tal como soy, me convierto en polvo vendrá
a mí tu gracia y tu luz se acercará a mi corazón y toda estimación, aunque sea
poca, se sumergirá en el valle de mi miseria, y perecerá para siempre.
Así me muestras a mí lo que soy, lo que fui y en lo que me
he convertido porque nada soy, y no lo sabía. Abandonado a mí mismo soy nada, y
totalmente enfermo. Pero si de pronto me miras inmediatamente me vuelvo fuerte y
me lleno de nuevo gozo. Y es algo maravilloso que así de repente me levantas y
tan bondadosamente me abrazas a mí, que por mi propio peso siempre caigo a lo
más bajo.
Esto lo hace tu amor gratuitamente anticipándose y ayudándome
en tantas necesidades, protegiéndome de graves peligros y arrancándome de males
verdaderamente innumerables. Porque yo me perdí amándome indebidamente pero queriéndote a Tí solo y amándote únicamente me encontré
a mí y a Tí al mismo tiempo y por la profundidad del amor me olvidé de mí
mismo. Tú, Señor, haces conmigo mucho más de lo que merezco y por encima de lo
que me atrevería a esperar o pedir.
Bendito seas, Dios mío porque aunque soy indigno de todos
estos bienes sin embargo tu nobleza e infinita bondad nunca cesa de beneficiar
hasta a los ingratos y los que se apartan de Ti. Regrésanos a Ti para que
seamos agradecidos, humildes y devotos porque Tú eres nuestra salvación,
nuestra virtud y nuestra fortaleza.
Tomado de Tomás de Kempis, Imitación de Cristo, Capitulo VIII,
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