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  Exabruptos de calles Las calles de Mexicali, si les contara, están hechas de forma egoístas. Hechas para nadie. Esa retícula casi perfecta esconde el odio de no ver a nadie. Encerrados en habitaciones tan frágiles como el transeúnte. Hay que esquivar mil y mil quebrantos caminando por Mexicali, ciudad de ególatra. Trasladados por autos traídos del otro lado. Movimientos acorazados con naves espaciales para no encontrarse cara a cara, para desaparecer al transeúnte.
  Mente obtusa La espiral se va haciendo infinita, cada paso pareciera el mismo que precedió como un GIF ad infinitum. Laberintos que lleva al mismo lugar, caminos que topan con reminiscencias y experiencias ya vividas. Así es una mente obtusa, ególatra por principio que, aferrada con tentáculos multicolor, se adhiere y conecta a la conciencia, sin antelación, sin presentación. El tiempo petrifica las conexiones, como cuando se endurece el cemento bajo el sol. A veces cuesta trabajo respirar. A veces la repetición de eventos obliga la parálisis, al entumecimiento de todas las extremidades. Petrificadas, duelen. Entre la inmovilidad y la succión de forma simultánea intensifican el dolor directo en la conciencia. Técnica sutil, imperceptible, evanescente pero no menos real y punzante. Incisivo, sistemático ataca las neuronas, adormece y despierta, como la anestesia donde intervienen con artefactos puntiagudos para cortar, separar, desprender, causar dolor. Dolor de apego, petrificado e
  Asalto a la memoria  Con ansias camino de querer encontrarte. Me niego, niego con razón, olvido. Escondido, discreto:  me asalta el recuerdo ,  la memoria te oculta. Así pequeño y escondido como el niño sorprendido en la masa. Así, en el olvido, te vi lábil y atrevido. ¡Quise gritarte y actualizarte! Pero en la distancia abismal reconocí esa pequeñez. Así te dejé lábil y nimiecido, inmóvil y pensativo. Así te olvidé  como la hierba consumida por el sol, el invierno y el camino recorrido. @muelcoco