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Mostrando entradas de junio, 2018

Olvido

Cómo después de haber sido dices llenarlo de olvido y figurar que nada pasó. Yo te grito al oído que: no olvido lo vivido y que tu estampa en mi penetró. Lo que nunca me haya acontecido contigo digo haberlo sentido y que nunca se desvaneció. Mi amor nada empobrecido lo desprendo enardecido y dices: ¡Terminó! Elevaste el amor mío, no espero nada ni tu descuido, cuando tú fuiste, todo inició. Samuel Hernández vázquez 

Lo otro que yo

¡Qué difícil es lo otro! Tan lleno y ausente. Entrar en un mundo distinto colmado de semejanzas de mí y de sí, con un poco de inconsciencias. Lo otro que yo que siente, que anhela, con o sin esperanza, que lucha, pierde y triunfa,  ...  que a veces desespera. Samuel Hernández Vázquez 

Encuentros inmaculados

Un joven delgado, alto, pelo rapado y sucio, caminaba hacia Plaza del Sol con toda intensión. No lo hubiera percibido hasta que, a dos metros de distancia, se para frente a mí. Me genera sorpresa --lo escaneo en una mirada de milisegundos en caso de amenaza. Sale de su boca una voz tenue pero segura: -V oy a Plaza del Sol, necesito dos pesos para tomar el camión ¿me los da? En la primera pausa de la frase pensé que preguntaba para orientarse, rápido ideé una respuesta, pero no era esa la pregunta. La intención clara y firme de aquel joven me hizo sacar sin titubear el dinero del bolsillo. Estiró la mano y le doy dos pesos. Los tomó y siguió su camino. Me quedé observando aquella fantasmagórica, extraña, misteriosa y ensimismada figura en la distancia. A unos veinte pasos volteó, se encorvó un poco, no escuché su voz, pero vi en el movimiento de sus labios un ¡gracias! … el joven se perdió en la nada de aquel paisaje urbano. @muelcoco

Al salir la jornada

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-¿Y ahora qué? -A s eguir con el ritmo. -Es excesivo, no creo aguantar, estoy desesperado. - Si paras te mueres y te echan fuera de todo. Incluso, hay dobletear turno para tener un dinerito extra y gastar después de misa. Ya sabes que la cosa aprieta, pero no mata. No te quejes, se positivo. - ¡Pinche vida!... simplemente no podemos morir. ¡Dobletear turno! Ni con otra vida, ni con la de mi mujer y la de mis hijos, ¡ni con la de cien hijos en esta puta, perra y  miserable  vida!... - Cálmese compadre, saliendo la jornada yo invito las chelas. Bueno, pa’ celebrar una de añejo especial, de la que le gusta. ¿Qué te parece? … va…, pa’ que se le quiten esas jetas largas y pa’ que hoy pueda dormir bien. No me venga con lo duro de la vida, ni que yo fuera privilegiado e inmune, ¿somos compadres no? ..., yo invito. - ¿Y las de mañana… y las del próximo año ... ¿Quién las va a invitar? Solo así se puede vivir bajo anestesia, para no sentir o más bien, sentir la puta vida en las ve