Nuevas perspectivas sobre la vida
Incluir a los excluidos
Hay una pregunta que me llama la atención, ¿Por qué no intentar un discurso donde lo referido se establezca como apertura y no como cierre? Esta pregunta es muy interesante para el conocimiento humano construido, el ejemplo de la ciencia, de la historia, sobre todo de la escrita por los vencedores. Y es que, ver al lenguaje acabado y al conocimiento como un todo nos lleva a los absurdos más costos que en la historia han tenido lugar.¿Por qué no pensar desde lo olvidado o lo excluido? ¿Por qué no construir desde el sujeto y otras realidades olvidadas del conocimiento que genere algo mejor posible? De un filosofo Español tome esta frase que me gusto: “la filosofía nos lleva a desgárranos de la sociedad tradicional para vivir a la intemperie, para vivir desde uno mismo”. “Ser yo mismo” es el fin y objeto de las ciencias humanas. La construcción de mí mismo, en definitiva ser yo mismo.
El hombre se encuentra con la necesidad de trascender la condición dada, y no sólo la propia condición, la realidad, la sociedad, la geografía, el ser, el mundo. Mi proyección y mi futurición están llenas de trascendencia, está en mi naturaleza, en mi proyecto cotidiana. Mi subjetividad no es la misma que la de ayer, ni la será mañana; mi historia me determina pero no me agota, siempre hay futuro y oportunidad para mi propia construcción. En mi psique y en mi subjetividad siempre están emergiendo mi ser, mis nuevas posibilidades y oportunidades.
¿Por qué tomar la realidad como apertura y no como cierre? Porque siempre habrá lugar para un mundo mejor posible, siempre habrá un mundo para todos sin exclusión, siempre habrá tinieblas que disipar, lugares nuevos por encontrar y recorrer, sorpresas que la vida nos dará. Porque quedarnos en la mentira y en la ignorancia no es propio de nuestra naturaleza, de nuestra conciencia y de nuestra vida. La vida, la de cada quien la de cada cual –como diría Ortega y Gasset– reclama y grita mundos mejores, mundos posibles que existen en la esperanza de cada quien y de cada cual.
Samuel Hernández
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