Exabruptos de calles
Las calles de Mexicali, si les contara, están hechas de
forma egoístas. Hechas para nadie. Esa retícula casi perfecta esconde el odio
de no ver a nadie. Encerrados en habitaciones tan frágiles como el transeúnte. Hay
que esquivar mil y mil quebrantos caminando por Mexicali, ciudad de ególatra. Trasladados
por autos traídos del otro lado. Movimientos acorazados con naves espaciales
para no encontrarse cara a cara, para desaparecer al transeúnte.
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