Encuentros inmaculados
Un joven delgado, alto, pelo rapado y sucio, caminaba hacia
Plaza del Sol con toda intensión. No lo hubiera percibido hasta que, a dos metros de
distancia, se para frente a mí. Me genera sorpresa --lo escaneo en una mirada de
milisegundos en caso de amenaza. Sale de su boca una voz tenue pero segura:
-Voy a
Plaza del Sol, necesito dos pesos para tomar el camión ¿me los da?
En la primera pausa de la frase pensé que preguntaba para
orientarse, rápido ideé una respuesta, pero no era esa la pregunta. La intención clara y firme de aquel joven me hizo sacar sin titubear el dinero del bolsillo. Estiró la
mano y le doy dos pesos. Los tomó y siguió su camino. Me quedé observando aquella
fantasmagórica, extraña, misteriosa y ensimismada figura en la distancia. A
unos veinte pasos volteó, se encorvó un poco, no escuché su voz, pero vi en el movimiento
de sus labios un ¡gracias! … el joven se perdió en la nada de aquel paisaje urbano.
@muelcoco
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