Al salir la jornada
-¿Y ahora qué?
-A seguir
con el ritmo.
-Es
excesivo, no creo aguantar, estoy desesperado.
-Si paras te mueres y te echan fuera de todo. Incluso a dobletear turno para
tener un dinerito extra y gastar después de misa. Ya sabes que la cosa aprieta,
pero no mata.
¡No se queje, sea positivo!
-¡Pinche vida!... simplemente no podemos morir. ¡Dobletear
turno! Ni con otra vida, ni con la de mi mujer ni la de mis hijos, ¡ni con la de cien hijos en
esta miserable vida!...
-Cálmese
compadre, saliendo la jornada yo invito las chelas. Bueno, pa’ celebrar una de
añejo especial, de la que le gusta. ¿Qué le parece? … va…, pa’ que se le quiten
esas jetas largas, y pa’ que hoy pueda dormir bien agusto. No me venga con lo duro de la vida, ni que yo fuera de privilegio, ¿somos compadres no? ..., yo invito.
-¿Y la de mañana… y la del próximo año ... ¿Quién las va a invitar? Solo se
puede vivir bajo anestesia, para no sentir o más bien sentirla enbragada en las
venas. ¡Y otra para mi esposa! ... ¡ni siquiera le
puedo dar una casa digna a mi prietita!
-No se
me ponga así compadre, ya le dije, yo invito. Y del sistema,
acuérdese: nadie de cagar se escapa.
@muelco
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